De pronto me entran ganas de cerrar el ordenador e irme a la
calle. Sentarme en una terraza, pedir un vino y dejar que la tarde pase ante
mis ojos, sin preocupar de nada más. Entonces me he acordado de un sitio
especial. Un sitio que me gusta especialmente. Para ir con un grupo de
amiguetes o para ir sola, porque allí siempre te hacen un hueco y te tratan
como si llevases allí sentada toda la vida. Se llama Cucut Biz and Bar y está
en Barcelona.
Estaba pensando en lo que es sentarse en la terraza, por la
tarde, ya casi sin sol, pero con buena luz. Pedir un vinito tinto… aunque no es
ni lo mejor ni lo peor que se puede pedir, porque tienen una bodega bastante
nutrida con buenos vinos y algunos espumosillos de esos que quitan el sentido.
Y me gustan.
En seguida aparece la copa y una tapita. Una tostada, que
ellos llaman “torrada” de pan payés… quizá con jamón o con queso o incluso con
paté. Deliciosa. Quizá después, con otra copita de vino llega un poquito de
bacalao o de salmón ahumado… es como la lotería, nunca sabes qué te va a tocar,
pero estás seguro de que te va a gustar que te toque.
Personalmente, ya que me acerco hasta allí, me mojo un poco
y pido también un serranito, que es un pimiento verde, relleno de tortillas de
patata con jamón y alioli gratinado con virutas de jamón… que se dice pronto,
pero estar allí y no comerse al menos uno, es un pecado y de los gordos.
Es una experiencia relajante en muchos sentidos. Quizá
porque a mí comer y beber bien me resulta un placer indescriptible o porque
encontrar un sitio en el que uno se sienta parte del todo, donde uno está a
gusto incluso cuando está lejos de su ciudad, es algo difícil y yo, cuando lo
encuentro, lo aprecio en demasía. O quizá sea simplemente porque el sitio y su
gente lo vale. Que todo puede ser.
Además a veces tiene suerte y le toca integrarse en algún
sarao, porque en Cucut Biz and Bar lo raro es que no estén organizando alguna.
Una cata, una presentación, un festival, estén todos disfrazados o haya un
cumpleaños. Siempre hay algo entretenido y puedes optar por el mutismo
solitario del que se abstrae y se concentra en sí mismo y sus pensamientos o en
meterte de lleno y formar parte del festejo. No te van a decir que no.
Y por si fuera poco, para mí, es especialmente importante el
hecho de poder compartir mi tiempo libre con mi pequeña bola de pelo con patas.
Mi perrita. Cuya compañía siempre es inmejorable. En este lugar, mi amiguita es
bienvenida.
En fin, es sólo un antojo. Una idea que quería compartir con
vosotros, por si vivís en Barcelona y no sabéis que hacer una tarde cualquiera
o por si tenéis pensado visitar la ciudad condal en los próximos días… o meses…
creo que es una opción a tener muy en cuenta porque estoy segura de que os va a
gustar tanto como a mí.