Visitar una bodega cada día es más común y la emoción
disminuye en función del número de veces que lo hacemos. Por eso es importante
que busquemos la forma de convertir esa visita en algo más que un simple
recorrido con cata final, que no signifique nada para nosotros.
La Hacienda Santa Teresa ha ideado la Ruta del Ron con una
calidad tan excepcional que la CNN lo ha elegido como uno de los mejores diez
tures en el campo de los destilados.
¿Qué tiene de particular? Para empezar se desarrolla en una
hacienda cuya importancia histórica es sumamente especial. La hacienda fue
fundada en 1796 y en 1818 fue el escenario de la abolición de la esclavitud a
manos de Simón Bolívar, el Libertador.
En un escenario tal, en Venezuela, en uno de los valles más
ricos y fértiles del país, una tierra soleada y ruca, con generosa lluvia y un
clima muy agradable, frío por la noche y cálido durante el día, lo que favorece
que se pueda cosechar la caña más dulce y jugosa de toda Venezuela. Y todo ello
ha derivado en la fabricación de un ron de tan buena calidad que se ha
desarrollado en esa zona de forma artesanal, durante más de doscientos años.
Esas son sólo algunas de las razones que convierten esta
ruta en algo realmente especial. Desde la visita a la zona donde se cortan las
cañas, para probarlas recién cortadas o el lugar donde se guardan las muestras
del mosto fermentado, la melaza, hasta los talleres artesanos donde los
toneleros construyen los toneles en los que se guarda el mosto hasta que se
convierte en ron. No hay que olvidar el Salón de Catas Trepiche donde los
enólogos imparten un cursillo acelerado para conocer las características
organolépticas del producto y, como nota graciosa, te nombran embajador del Ron
de Venezuela, certificado con el que uno irá por el mundo transmitiendo lo que
hayamos aprendido en nuestra visita. Y por último, una degustación de los
mejores cócteles para probar y conocer en profundidad este ron venezolano, el
más antiguo del país.
Es una propuesta muy original, en la que se pueden implicar
incluso los más pequeños, a los que les gustará mucho la parte histórica de la
Estación de Tren El Consejo. Excluyendo, por supuesto la cata y degustación. El
resto es un día de diversión para toda la familia.