Que no cunda el pánico. Sí, llega la preciosa y florida
primavera y la mitad de nosotros queremos meternos en una cueva a hibernar como
si fuéramos osos. Y el caso es que es uno de los momentos más especiales para
ir de viaje, no sólo porque es temporada relativamente baja, exceptuando Semana
Santa, y todo es más barato o porque las hordas de turistas aún no han
emprendido sus desplazamientos al más puro estilo de los ñus; sino más bien
porque los paisajes son sobrecogedores en estos meses, hay fiestas, hay
especialidades gastronómicas, hay paisajes y hay mucho, mucho que descubrir y
disfrutar en los meses en que el polen nos amarga la vida. ¿Cómo? Pues bien,
vamos a compartir algunos truquillos que pueden servirnos en esos duros
momentos en que los ojos parecen querer salir de nuestra cara y la nariz nos
duele de tanto sonarnos.
El mejor de todos los remedios, se llama Khôl. Es ese polvo
negro que los indios, de La India eh? No los otros, se ponen alrededor del ojo.
En realidad es carbón en polvo (y eso significa su nombre), pero tiene algún
otro componente, como la Penicilina, y que protege el ojo de las agresiones
externas. Yo me lo pongo en la parte inferior del ojo y a priori, parece que
estoy perfectamente maquillada. Es decir, no se nota nada en absoluto. Esto
evita que el polen entre y por lo tanto, que el ojo pique de esa forma tan
insoportable. El khôl después se elimina con agua, en la ducha y no tiene
ningún efecto secundario ni nocivo. Lo podéis usar sin límite.
Pero claro, esto hay que preverlo con anterioridad. El khôl
hay que comprarlo hoy mismo y tenerlo en el neceser ya para siempre.
Un remedio para cuando la alergia nos sorprende de golpe y
no contábamos con ella, son los alimentos que contienen Capsaicina. Es decir,
los que estimulan la secreción nasal eliminando el dichoso polen que nos causa
la alergia: ajo, jengibre, chile incluso cebolla. Si puede ser en crudo mucho
mejor. Si no lo soportas, puede ser en infusión. Algo que podemos conseguir que
nos preparen en cualquier cafetería… previa explicación a un camarero
comprensivo.
Los cítricos y la infusión de Equinacea también pueden
ayudarnos bastante. Pero sobre todo la ortiga, aunque claro… esto en pleno viaje
no es tan fácil de conseguir. La ortiga bloquea el efecto de la histamina y es
casi mágica. La miel, que al contener su pequeña dosis de polen, es algo así
como un remedio homeopático, que ayuda al cuerpo a acostumbrarse al alérgeno.
Cierto es que la miel no te quita la alergia, pero la atenúa. Lo mismo le
ocurre al té verde, que no la cura, pero ayuda mucho. Los alimentos
probióticos, por su parte, también atenúan el efecto y eso es tan fácil como ir
al supermercado a comprar yogures.
El regaliz y la Cúrcuma también alivian y previenen las
reacciones alérgicas. Si además odias estornudar, pueden venirte bien los
alimentos con magnesio (los vegetales de hojas verdes, espárragos, calabacín,
etc.).
Pero si estás en el momento más crudo y a punto de echarte a
llorar, hay tres cosas que te pueden salvar el viaje: almendras y pipas de
girasol para comer y cacao o vaselina untado en la parte interna de la nariz.
Sí, no es nada agradable aplicarlo, pero el polen se quedará ahí atrapado y no
lo inhalarás, lo que te hará mejorar mucho casi inmediatamente.
Las otras opciones son llevar un casco hermético o animarse
a que te inyecten un antihistamínico urgentemente. Así que creo que vale la
pena probar. Seguro que esta primavera, la alergia no te estropea el viaje.