Hoy quiero
llevaros a un sitio que me ha parecido increíblemente especial. Un lugar con
muchísimo encanto y que estoy segura de que os va a encantar. Se trata de Rumšiškės,
una localidad lituana de poco más de 1.800 habitantes, es decir, es un
pueblecito chiquitín con muchísimo encanto. Si vais a visitar la ciudad de
Kaunas, cosa que os recomiendo mucho, no podéis dejar de hacer una excursión a Rumšiškės,
al este de la ciudad, cerca de la laguna de Kaunas. ¿Conocéis al poeta Jona
Aistis? Pues nació allí, aunque… debajo del agua, porque es un lago artificial.
Y de hecho tuvieron que cambiar la iglesia de sitio en 1958, cuando el lago fue
creado. Una historia muy divertida.
Pero lo
que realmente quiero contaros, es la razón por la que Rumšiškės es famosa, y es por
fabuloso museo etnográfico. Sí, sólo decir etnográfico ya suena a terriblemente
aburrido, pero no es el caso, porque este museo es al aire libre, probablemente
el más grande de Europa y también uno de los más apasionantes. Os cuento, fue
creado en 1966 y abierto al público en 1974. Y su originalidad reside en el
hecho de que muestra la vida rural lituana de hace algunos años o incluso
siglos, en una colección de edificios que han sido, restaurados y re-erigidos,
en los que la gente vivió y trabajó realmente. Un área total de 175 hectáreas
en las que hay 140 edificios que reconstruyen la vida de un pueblo entre los
siglos XVIII y XIX, con el interior y los alrededores decorados bajo la más
estricta supervisión. La restauración es magnífica. El museo fue una idea para
preservar las maneras de vivir en el pasado y así facilitar su estudio por las
generaciones posteriores, pero se ha convertido en mucho más.
El territorio del museo es
actualmente un lugar muy popular en el que, de hecho, se celebran festivales
etnográficos e incluso festivales y conciertos de canción y danza popular. La
verdad es que está a unos 18 kilómetros del centro de Kaunas y es un auténtico
lujo. No sólo para los pequeños de la casa que saldrán de allí alucinados, sino
para todos, especialmente aquellos apasionados por la historia que, como yo,
habéis soñado alguna vez con rozar con los dedos una pizquita del pasado, casi viviéndolo
en propia carne. Es un disfrute para todos los sentidos, que desde luego os recomiendo visitar.