Barcelona es esa ciudad antigua, moderna, eterna, vibrante,
divertida y original que siempre podrá sorprendernos. En la oficina de turismo
encontraréis itinerarios de lo más variopinto para descubrirla, en las
librerías todo tipo de guías, en la televisión mil y un documentales, pero, para
ser totalmente originales, vamos a inventarnos un recorrido por lo más actual y
lo más simpático e intrigante de esta ciudad.
Vamos a empezar mencionando que 2014 es el año Domènech i
Montaner, un arquitecto modernista, cuya obra deleita. Quizá os suene por ser
el autor del Palau de la Música Catalana de Ciutat Vella, el Ateneu de Canet de
Mar o el Hospital de San Pau, entre otras muchísimas cosas que construyó, reconstruyó
o se encargó del interiorismo. Si eres un enamorado del Modernismo, tanto como
yo, la buena noticia es que este año puedes visitar la recién abierta Casa Lleó
i Morera, cuya planta noble de 400 metros cuadrados, así como su patio, este
año se pueden visitar. Lo mejor, sin dudas, las vidrieras.
Es más, de hecho, el Hospital de San Pau, recién renovado,
este año va a dar muchísimo que hablar. Y no sólo para los científicos, desde
que se ha convertido en un referente de la investigación, sino para los
curiosos que e acerquen a echar un vistazo a la excelente restauración de uno
de los edificios más interesantes y desconocidos de la ciudad.
Si os atrae más la arquitectura moderna, o mejor aún, la
contemporánea, un edificio emblemático e imposible de ignorar es la preciosa
torre Agbar. ¿Por qué la sacamos a
colación? Porque dentro de muy poquito se convertirá en un hotel, con lo que la
sede corporativa de Agbar, tendrá que pasar a otro edificio, un poco más pequeño,
pero mucho más moderno, ecoeficiente y además inteligente, que se va a
construir también en algún lugar céntrico de urbe. Anotadlo como importante,
porque eso habrá que visitarlo.
Pero es que la
Barcelona desconocida tiene para dar y tomar. Volvamos los ojos, por ejemplo, a
la guerra civil y… ahí está el Turo de la Rovira. Una colina que forma parte
del Parque de los Tres Cerros. Allí se encuentra un antiguo poblado íbero que
funcionó entorno al siglo II a.C., pero que si es famoso es por las baterías
antiaéreas que se construyeron para defender la ciudad durante la Guerra Civil
Española. A penas 4 cañones, que dieron mucho que hablar y que gracias a los
trabajos de limpieza y adecuación de la zona, ahora podemos visitarlos y
recuperar su memoria. Quizá, mejor incluso, es la vista panorámica que hay
desde la colina y que es un placer. Una visión de 360 grados… como un
restaurante giratorio.
Para terminar os voy a dar dos notas que son de mis
imprescindibles, cuando visito la ciudad. Lo que nunca puedes dejar de hacer,
pase lo que pase. Uno es la feria de Bellcaire: “Els Encants Vells”, en la
plaza de las Glorias. ¿Qué tiene de especial? Pues que es uno de los mercados
más antiguos de Europa, data del siglo XIV y actualmente es una especie de
rastro de segunda mano, mercadillo de antigüedades y en general el sitio ideal
para encontrar todo tipo de artículos de colección, chollos y maravillas
olvidadas. A mí me pierde.
Y terminamos la jornada con un premio. Nos vamos a cenar en
ese sitio en el que, como el mítico bar de Cheers, todo el mundo se encuentra a
gusto. Unas tapitas, comida casera, tradicional, moderna, fresca, biológica y deliciosamente
divertida. Ambientazo, buen vinito, una compañía excelente. Por supuesto, estamos
hablando del Cucut Biz & bar. Un sitio que os robará el corazón, pero no lo
digo yo sola… es más, os animo a imprimir este artículo y a llevarlo con
vosotros cuando visitéis el local. Con ese simple gesto, después de cenar os
invitarán a un café para rematar el día de la mejor manera. Ah! Y si queréis
saber más de la ciudad, preguntad allí mismo porque nadie conoce los secretos de
la ciudad como ellos. Os encantará.