lunes, 24 de septiembre de 2012

La Hacienda Santa Teresa nos enseña la Ruta del Ron


Visitar una bodega cada día es más común y la emoción disminuye en función del número de veces que lo hacemos. Por eso es importante que busquemos la forma de convertir esa visita en algo más que un simple recorrido con cata final, que no signifique nada para nosotros.
La Hacienda Santa Teresa ha ideado la Ruta del Ron con una calidad tan excepcional que la CNN lo ha elegido como uno de los mejores diez tures en el campo de los destilados.
¿Qué tiene de particular? Para empezar se desarrolla en una hacienda cuya importancia histórica es sumamente especial. La hacienda fue fundada en 1796 y en 1818 fue el escenario de la abolición de la esclavitud a manos de Simón Bolívar, el Libertador.
En un escenario tal, en Venezuela, en uno de los valles más ricos y fértiles del país, una tierra soleada y ruca, con generosa lluvia y un clima muy agradable, frío por la noche y cálido durante el día, lo que favorece que se pueda cosechar la caña más dulce y jugosa de toda Venezuela. Y todo ello ha derivado en la fabricación de un ron de tan buena calidad que se ha desarrollado en esa zona de forma artesanal, durante más de doscientos años.
Esas son sólo algunas de las razones que convierten esta ruta en algo realmente especial. Desde la visita a la zona donde se cortan las cañas, para probarlas recién cortadas o el lugar donde se guardan las muestras del mosto fermentado, la melaza, hasta los talleres artesanos donde los toneleros construyen los toneles en los que se guarda el mosto hasta que se convierte en ron. No hay que olvidar el Salón de Catas Trepiche donde los enólogos imparten un cursillo acelerado para conocer las características organolépticas del producto y, como nota graciosa, te nombran embajador del Ron de Venezuela, certificado con el que uno irá por el mundo transmitiendo lo que hayamos aprendido en nuestra visita. Y por último, una degustación de los mejores cócteles para probar y conocer en profundidad este ron venezolano, el más antiguo del país.
Es una propuesta muy original, en la que se pueden implicar incluso los más pequeños, a los que les gustará mucho la parte histórica de la Estación de Tren El Consejo. Excluyendo, por supuesto la cata y degustación. El resto es un día de diversión para toda la familia.