domingo, 25 de septiembre de 2011

Los geysers de El Tatio


A 4.300 metros de altitud, hoy hemos visitado los geysers de El Tatio. Un lugar que parece inhospito y en el que sin embargo, hemos encontrado las gaviotas mas gordas y curiosas de toda mi vida... Gaviotas andinas claro. De las que no han visto el mar ni en foto. Hemos visto yamas y alpacas. La mayoria de ellas "floreadas", lo que viene a ser con adornitos de lana de colores alrededor de las orejas... Como las conejitas de Aldea del Arce. Tengo entendido que para hacer peticiones a la Pachamama, la Madre Tiírra, pero podria ser por otros mil motivos que no estan muy claros, asi que lo dejaremos en revision temporal. También hemos visto un curioso pajarillo, conocido como Piuken. Monogamo. Se enamora (como suena) al poco de nacer y pasa su vida con la misma pareja, pero cuando enviuda vuela alto hasta que se queda sin oxigeno y cae desvanecido para morir contra el suelo. Se suicida por amor. Esto, de ser verdad, es tan romantico como absurdo, pero a mi no me cuadra. Si alguien sabe algo de este asunto de los pajaros suicidas romanticos por favor que nos lo cuente.
Pero bueno, que el tema es que a 4300 metros y al margen del turisterio mañanero... algunos de los cuales incluso han tenido valor (bañador y tiempo mas bien porque yo me he quedado con las ganas) de meterse en uno de los geysers reconvertido en piscina caliente... asi, a pulmon, a menos dos grados... Por alli habia un ambientazo animal de lo mas granado lo cual hace la experiencia mas alucinante. Si eso es posible. El paisaje es absolutamente brutal y los geysers, que personalmente me apasionan, estan alimentados directamente por el calor del magma subterraneo que viene directamente del volcan Likan Kavur, uno de sus volcanes sagrados. Pero esa es otra historia.

lunes, 12 de septiembre de 2011

PICNIC surrealista


Hace unos fines de semana estuve pasando el sábado en un pantano de la Comunidad de Madrid. Una forma muy económica de pasar el día y disfrutar de la naturaleza: un pic-nic. Como hacía solecito, alrededor de dos millones de personas más tuvieron la misma idea. Así que allí nos encontramos todos con nuestro mantel, las tortillas, las empanadas… ya sabéis cómo va esto. Aunque en honor a la verdad, estas cosas conviene organizarlas bien y hablar mucho con los que van a ir, porque nosotros nos juntamos con 2 kilos y medio de jamón serrano y 7 empanadas, pero a nadie se le ocurrió llevar tortilla... y lo que es peor: la bebida no la trajo nadie. Es lo que pasa cuando no estás acostumbrado. Un desastre… pero con buen resultado.

Así que allí estamos, junto a la orilla, con comida para 20 personas (siendo 7) y con los perritos corriendo alrededor buscando el eslabón más débil al que pedirle comida, con esos ojos de perro pequeño que lleva meses muriendo de inanición. El paisaje es maravilloso, el clima también, la compañía estupenda...

Y de pronto, de la nada, empiezan a aparecer niños y niños y más niños. Igual es una excursión – pensé – pero no. Todos y cada uno de esos angelitos tenían padres. Y los padres iban con ellos. Madres no sé, pero padres parece que tenían todos. A esto, empiezan todos a correr, con esa buena educación que adorna a los niños públicos, prácticamente por encima de nosotros. Aunque al final, eso fue lo de menos. Con cuerdas en la mano, en dirección al único árbol seco que debía de haber en la laguna.

Así que a todo correr, empiezan a subirse al árbol, animados por los padres. El pequeño Tom Sawyer, llega arriba y ata una cuerda a una ramita. Se baja. Empiezan a intentar subir los demás... por entre las ramas de un árbol seco, pero claro, las ramas se rompen y no pueden. Entonces la niña, entre las ramas, avisa: "yo creo... que esta rama no es resistible, papá".
El padre la mira y le dice que suba, que debe ser un tipo de control de la natalidad a posteriori... un bebé con algo más de un añito, se quedó enredado entre dos ramas, a ras del suelo... así que intentó solventar el tema a gritos, acojonando al árbol.

Y ahí no acaba la cosa. Cuando ya estábamos todos girados, como el que ve la tele, esperando a ver qué pasaba con las cuerdas. Tomy Sawyer baja después de haber colgado varias cuerdas, que servirán de liana de salvación a los niños, cuando sus padres los cojan en brazos y los lancen contra el árbol. Literal. Los niños empiezan a darse unos golpes de película y a rodar por el suelo. Unos caen mal, lloran y tratan de abandonar (los padres no les dejan) y otros intentan repetir, cayendo mejor. La niña se va. Entonces uno de los padres se vuelve, nos mira y nos explica: "Juegan a Tarzán". ¡¡¿JUEGAN?!!

Nos quedó la duda de si aquello era un juego o un castigo original. Y pensamos que la situación se pondría más divertida cuando tuviesen que explicarles a las madres que no había habido ningún terremoto y que el estado de los niños era fruto de la más absoluta inconsciencia paterna. Pero no porque más tarde aparecieron las madres con otros niños que llevaban más cuerdas atadas a palos… para jugar a gladiadores. Otro juego curioso que no comprendimos y que nos pareció casi más terrible que el lanzamiento "niño contra árbol" de los padres. Pero eso ya os lo contaré otro día. ¿Qué os parece? ¿conocéis más juegos de estos educativos? La sensación era totalmente de cámara oculta. Pensé, no tardan en salir los de Inocente-Inocente. Pero lo genial de todo, es que al resto de turista de la laguna, ni siquiera les chocó esta situación, lo que me lleva a pensar que debe ser normal por allí... mucho mejor que la tele. Dónde va a parar.