lunes, 4 de julio de 2011

Diego Rivera visita España


Por una vez en la vida. Esas casualidades raras que hacen que las cosas ocurran, las obras de este pintor tienen ocasión de pasear por Málaga, Sevilla y Burgos. ¿Quién sabe si durante nuestras vacaciones en alguno de estos lugares tendremos ocasión de ser presentados? Obviamente, la posibilidad de estrechar la mano del excepcional pintor, ya no la vamos a tener, pero igualmente, si alguien quiere, podrá disfrutar de una exposición de esas poquitas que merecen la pena. Sin prisa, sin agobios, sin entendidos en arte que nos expliquen el significado de la mancha azul sobre el fondo negro... estos cuadros hablan por sí mismos. Por sí mismos lo dicen todo. Por sí solos son capaces de envolver al espectador y convertirlo casi en un trocito del propio cuadro.
En esta ocasión se trata de treinta y seis obras, creo recordar, que viajan desde el Museo de Arte del Estado de Veracruz y que representan la vinculación afectiva del artista con este lugar. ¿Alguien lo conoce? Es lo que podríamos llamar una provincia mexicana, aunque allí se llaman estados. Y allí la vida transcurre despacito, sin prisa, oliendo a café y saboreando frutas que sólo hay allí. La música, el sonido que acompaña el día a día y el colorido que baña el paisaje urbano lo convierten en algo único. En algo que, a la larga parece sacado de esos cuadros. O más bien parece como si uno estuviese en el propio cuadro. No sabría definirlo. Es como un mar de sensaciones. Pura inspiración. De hecho es una de esas cosas que se viven, porque no se pueden contar.
Y tenemos siete meses nada menos para deleitarnos con los "36 Diegos" que después volverán a su casa y nos esperarán allí por si alguien se ha quedado con ganas de más.

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